fue lo habitual…
lo cotidiano…
en nuestra infancia
Aquello que veíamos
al principio sin enterarnos
de nada se convirtió
en nuestra primera
imprimación vital.
Y es nuestro fondo
de armario submarino.
Dependiendo de
estanterías… cajones…
cojones… perchas…
antipolillas… antípodas
humedades… humedales…
astillas… pastillas
maderas de pino… caoba…
carcoma… no me comas…
abiertos… cerrados…
cerrojos… candados… cansad@s…
puertas opacas…cristales…
de llaves… corredizas…
lisas… barrocas...
En función al tuyo
así has ido colocando
unas u otras prendas
Y a lo largo de la vida
habrás peleado
por hacerle ver al otr@
lo equivocad@ que está
al hacerlo de una u otra manera
Mil maneras de organizar
un armario desde
el empotrado…
el vestidor… a un perchero…
o una barra con ruedas…
una silla… una cajonera…
o un cartón en el suelo…
Porque ni tod@s…
tenemos armarios.
Ni tod@s tenemos
con qué rellenarlo.
Que tu realidad
y las más cercanas lo tengan
no quiere decir nada más que
tú conoces a más que
tienen y a menos que no
Es importante precisar que
lo que tú conoces
¡NO ES! lo que hay en el mundo.
Tu percepción del mundo
no es el mundo.
El mundo es algo
y lo que tú percibes de él es
tu interpretación y traducción.
Nada es lo que parece…
porque todo…
simple y llanamente “ES”
sin necesidad…
y sin tener que parecer.
Y tú ¿Eres… pareces…
pareces ser?
¿De qué depende?
¿De qué lo haces depender?
¿Para qué?
Lo que es importante…
y no se trata se vuelve urgente.
Masificar las urgencias…
es prueba evidente que
algunas gestiones
están siendo deficientes.
Atiéndete como mereces…
deja de recortarte…
y ponerte añadidos.
“ERES” sin más.
No le des más vueltas.
Atiende al arte de simplificar.
Imagen: miss-shirley-temple.tumblr.com
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